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Üalà Diciembre 2009

Entrevista a Lokaga Falta

  Viernes 20 de noviembre. Son las nueve de la noche y caminamos hacia La Continental, en San Vicente, donde Lokaga Falta actuarán en un par de horas. En la puerta del local nos encontramos con Sergio, aire despistado y sombrero en ristre, dentro del coche en el que llevan el equipo: guitarras, amplificadores, micros… Dentro del bar, Tomás mira absorto el escenario sin percatarse de que ya estamos allí. Lokaga Falta se definen, ante todo, como músicos. Sin embargo, su talento cómico les hizo unirse en 1996 para poner sus dotes musicales al servicio del humor. Como grupo de versiones de pop español, su objetivo primigenio, ‘sólo hicimos un concierto, y cuando terminamos fuimos a preguntar a la gente qué tal. ‘Me he reído muchísimo’ fue la respuesta de todo el mundo’, nos comenta Sergio. Y desde ese momento se pusieron a trabajar su vis cómica en el escenario sin olvidar su pasión por la música. Este mes de diciembre estarán de gira con su espectáculo Villancínicos, todo un clásico de las navidades en esta provincia.

  Tomás Martínez y Sergio Cortés se conocieron a principios de los 90 colaborando en una asociación de la Universidad de Alicante y en la Coral Universitaria. Irremediablemente unidos por la música desde que fueran estudiantes (Tomás de Historia, Sergio de Magisterio Musical), decidieron embarcarse en un grupo de versiones de pop español, pero la inesperada y abrumadora respuesta del público tras su primer concierto fue: ‘Tíos, nos hemos reído muchísimo’. Así que cambiaron de planes. Sergio y Tomás, que siempre habían sentido una profunda admiración por el legendario grupo cómico-musical Les Luthiers, decidieron en 1996 hacerles un homenaje en su primer show, Cual Luthier, basado en canciones y sketches del mítico conjunto. Así podrían seguir tocando, a la vez que trabajaban aquello que el público tanto había valorado en su primera actuación: la risa. Con Cual Luthier nació el espíritu de Lokaga Falta: la combinación de canciones y speech (pequeños monólogos o intervenciones de los actores) caló en el público. ‘Empezamos imitando a Les Luthiers, pero con el tiempo fuimos desarrollando un estilo propio y al final hemos creado una marca’. Una marca de éxito. Porque con lo difícil que es en esta provincia ser profeta en tu tierra, los chicos de Lokaga Falta llenan los locales cada vez que van a actuar, y su complicidad con el público es total.

 

‘EMPEZAMOS IMITANDO A LES LUTHIERS, PERO CON EL TIEMPO FUIMOS DESARROLLANDO UN ESTILO PROPIO Y AL FINAL HEMOS CREADO UNA MARCA’

 

  ¿Por qué creéis que gustáis tanto a la gente?

 • Tomás: Porque se divierten, se ríen. Mezclar nuestras intervenciones con las canciones hace que la gente se vuelque. La música es lo más importante porque sonamos muy bien como trío. Además, conjuntamos bien las voces, tratamos de cuidar ese pincel sin ser unos virtuosos de la música.

  Tomás habla de trío porque junto a ellos siempre encontramos en el escenario a Jesús Rodríguez, ese hombre en la sombra, el guitarra de todos los espectáculos de Lokaga Falta desde el año 2000, totalmente implicado en el proyecto después de dejar la formación Miranda Warning. Lo cierto es que Lokaga Falta son muy conscientes de lo buenos que son. Las risas del público y mantenerse trece años en la brecha les avalan a la hora de juzgarse así. Sergio y Tomás hablan con los espectadores después de cada actuación. Hay muchas razones por las que te quedas con los huevos pelaos viendo a Lokaga Falta. Si el espíritu de Les Luthiers impregna sus canciones, los soliloquios del maestro Javier Krahe invaden sus monólogos. Cuando los dos cómicos interactúan, recuerdan a otros grandes, Faemino y Cansado. Su labor de documentación a la hora de llevar a cabo espectáculos como Villancínicos o Chistoria de España, recuerda a la obra (casi ensayística) del bufón Leo Bassi en La revelación o Utopía. Lokaga Falta tienen un estilo inconfundible porque además de un talento innato, poseen referentes maravillosos llevados a un universo único: el suyo propio.

‘EN UN MISMO MOMENTO ESCÉNICO EL ESPECTADOR PUEDE DISFRUTAR DE LOS MUCHOS Y DIFERENTES ESTÍMULOS CREATIVOS QUE OFRECE EL DÚO’

 

  Los juegos de palabras de Lokaga Falta retan constantemente a los espectadores, convirtiéndolos en seres inteligentes. Las improvisaciones son constantes y siempre sorprenden. Pero si los diálogos no son tu fuerte como público, antes de que te canses ya suena una nueva canción. Y entonces Tomás, voz principal cuando cantan a dúo, se descubre como un vehículo seguro, sobrio y serio, para contarnos la gilipollez más impensable, reconvertida en historia cantada. Encandilados a través de esa voz, llegan más estímulos para el espectador, siempre más. Al lado de Tomás, Sergio baila en espasmos cadenciosos. Joder, no sabes dónde mirar, a qué atender, qué escuchar. Los bailes de Sergio, dinámicos, divertidos, tan personales, optimizan el poco espacio que tiene, porque el escenario es siempre muy limitado, su micro es estático y tarde o temprano tendrá que intervenir. La gente se parte, en un mismo momento escénico el espectador puede disfrutar de los muchos y diferentes estímulos creativos que ofrece el dúo: los versos de la canción, el gesto de quien la canta, el baile, el comentario improvisado... Cuando ambos cantan, la armonía alcanza cotas muy altas. Pero hay más. En ocasiones, Tomás toca la guitarra, en otras Sergio saca el saxo, y en algunas, ambos sacan el cazú, creado para hacernos reír. Porque el cazú es a los instrumentos musicales lo que el chóped al embutido. Lo que la acelga a las verduras.

 

  Lokaga Falta es un espectáculo total. Por eso me cuesta entender por qué un producto teatral tan completo no se presenta a festivales o lucha por estar en formatos más grandes.

 • Tomás: En Buenhumorados (2000) sí lo hicimos. Fue la primera vez que creamos un espectáculo enteramente original y estaba concebido para grandes teatros. Lo estrenamos en la Muestra de Teatro de Autores Contemporáneos y durante dos años estuvimos girando en grandes salas de la provincia y en Murcia. Lo presentamos a varios festivales en Barcelona y Valencia. Pero desde ese espectáculo no hemos hecho esfuerzos para seguir en esa línea, aunque nos funcionó igual de bien que el café teatro.

 

¿Por alguna razón en particular?

 • Tomás: Pues porque nosotros somos nuestros escritores, nuestros actores, nuestros músicos… y también nuestros managers. Quizás con algún representante…

 

¿Por ese motivo no decidís arriesgar y exportar Lokaga Falta a ciudades como Madrid o Barcelona, donde me temo, arrancaríais las mismas risas del público?

 • Sergio: Al principio ésa era la idea, queríamos irnos a vivir a Madrid. Pero entonces no teníamos la experiencia de ahora, y entretanto yo aprobé la oposición, tengo un nene y de camino viene otro.... A mí lo que me ata aquí es también el amor por el magisterio, me encanta mi trabajo. Así que antes no podíamos irnos por la inexperiencia y ahora por la vida que llevo yo aquí. Si no vamos a tiro hecho no puedo arriesgarme. De todas maneras yo me siento un ‘triunfador’. No cambiaría lo que tenemos en Alicante por nada. Prefiero vivir algo así aquí que estar en Madrid a medias.

 

 

  Así que Madrid todavía puede llegar. No hay prisa porque les va bien y todos somos conscientes de su talento. Mientras la vida continúa, y quizás alguien se cruce en su camino hacia el éxito nacional, ellos siguen a lo suyo. Me pregunto a raíz de esta conversación qué roles tiene cada uno en el grupo, y Tomás contesta: ‘Somos lo más parecido a un matrimonio. Yo soy el cascarrabias, el exigente. Por desgracia, me tomo el humor muy en serio y me estreso mucho, aunque ahora me autocontrolo más, cosa que no me pasa con el alcohol’. ‘Lo confirmo, lo confirmo’, dice Sergio entre las risas que nos estamos pegando.

 

‘VILLANCÍNICOS ES UN ESPECTÁCULO 'DE TEMPORADA', Y AHÍ ESTÁ SU GRACIA. MIENTRAS OTROS SHOWS SE PUEDEN QUEMAR, ÉSTE SIEMPRE ESTÁ A PUNTO EN DICIEMBRE’

 

  Las mismas carcajadas suscita Villancínicos, un espectáculo que todos los diciembres se programa en la mayoría de las salas de café teatro de la provincia. Quizás sea el mayor éxito del grupo. En él cuentan su particular visión del fenómeno navideño. A través de los villancicos tradicionales que ellos tergiversan para contar su propia historia de la Navidad, vamos sabiendo qué ocurrió con San José, la Virgen María o el Arcángel Gabriel, mientras los actores aprovechan para describir en qué nos convertimos todos durante las navidades. Sergio advierte que ‘la gracia de este espectáculo es que es ‘de temporada’. Mientras otros se pueden quemar, Villancínicos siempre está a punto en diciembre. En realidad hablamos de lo que todo el mundo piensa de la Navidad”. Tomás apunta que Villancínicos sorprende, pero no porque lo que digamos no se haya dicho nunca, sino porque lo hacemos encima de un escenario. Aunque criticamos los tópicos navideños -de los que nosotros también participamos-, nunca nadie se ha ofendido ni jamás lo hemos pretendido’. Sergio añade que ‘contar la historia de la Virgen María y San José es sólo la excusa para hablar de todos esos tópicos’.

  Otro rasgo identificativo de los espectáculos de Lokaga Falta es el carácter didáctico de los mismos. Siempre sales aprendiendo algo, como ocurre sobre todo en Chistoria de España. De hecho, los colegios les reclaman para que acudan con ese show. ‘Dependiendo del espectáculo, -contesta Tomás- es más intencionado o no. Si en Villancínicos nunca nos lo propusimos, en Chistoria de España, sí’. ‘¡La prueba es que en una página del guión de ese espectáculo el pie de página es cuatro veces mayor!’, salta Sergio, todavía sorprendido de una labor documental cuyo peso recae normalmente en Tomás: ‘No es que queramos enseñar, es que no queremos mentir, no queremos decir barbaridades. Si queremos hablar de los fenicios, tenemos que saber quiénes son y qué hicieron’. En este proceso de creación, ‘el punto más absurdo y loco lo pongo yo, porque Tomás se considera menos humorista que músico, aunque él tiene una gracia que yo no tendré nunca’, nos sigue contando Sergio. Hay algunas partes que trabajan por separado (en Chistoria de España se repartieron las épocas históricas a las que se van refiriendo), y otras que trabajan juntos. Luego les van poniendo música. Nos lo cuenta Sergio: ‘Es un tema complicado, muchas veces algo que a mí me parece buenísimo a él no le gusta nada, y eso no suele ocurrir al revés’. ‘Eso es porque lo mío siempre tiene gracia, Sergio’, contesta Tomás con su retranca habitual. Y nos volvemos a partir.

  Podría escribir hasta el infinito sobre estos grandes cómicos y músicos, pero estas páginas no dan para más. Otro día os contaremos los proyectos paralelos de Tomás, que tiene un grupo de versiones llamado Goodman el Bueno junto al gran Lillo. Además, ha creado también el grupo Girona y los Tomasso, su proyecto más personal, esta vez con canciones propias del artista. Ni qué decir tiene que Sergio sigue adelante con Regomello, ‘un humorista apoyado por una banda de música’. De esta realidad os podéis hacer eco en www.regomello.com. Y eso es todo… por ahora. Como diría Tomás: ‘Buenas noches, muchas gracias por venir, y hasta la próxima’. Sólo que el lo dice cuando comienza el espectáculo. Qué cachondos.