Ramoncín a lo largo de los años
Entrevistas
Entrevista en exclusiva a Ramoncín: "Viví en Benalua con mi novia alicantina"
Antes de su concierto del 18/10 en sala The One. Texto y audio de Ana Laballo,
13/10/2025 - 13:17
Este octubre (sábado 18, en la sala The One), Alicante tendrá el privilegio de recibir a Ramoncín, una de las figuras más emblemáticas del rock español. Con una carrera que ha marcado generaciones, El mediático cantante español sigue conquistando escenarios y públicos con su música y su energía inconfundible. Queremos conocer de primera mano su visión de la música, sus recuerdos y lo que nos espera en su próximo concierto en Alicante. Os dejamos con la transcripción a continuación. Si lo prefieres, puedes escuchar el audio en este enlace.

Ramoncín en uno de sus últimos conciertos (Foto:@infernalamalia)
¿Qué significa para ti volver a tocar en Alicante después de tantos años de carrera?

Ramoncín en concierto (Foto:@bymaria2021)
Hola. Pues la verdad es que volver a tocar en un sitio en el que llevas tiempo sin hacerlo te produce muchas sensaciones: ¿quiénes vendrán de aquella época?, ¿a cuántos conoceré?, ¿quién vendrá nuevo? Y, sobre todo, cuando te hablan del pasado dices: "No, no es posible que haya pasado tanto tiempo". Todo eso siempre es muy excitante. Así que volver a Alicante va a ser estupendo.
VOLVER A TOCAR EN UN SITIO EN EL QUE LLEVAS TIEMPO SIN HACERLO TE PRODUCE MUCHAS SENSACIONES... Y TODO ESO SIEMPRE ES MUY EXCITANTE
A lo largo de tu trayectoria has sido testigo del nacimiento y evolución del rock español. ¿Cómo recuerdas aquellos primeros años?
Yo creo que hay una generación perdida o maltratada, desde luego por los medios. Una música desconocida para la mayoría de la gente, como son las bandas de los años sesenta y principios de los setenta: Bravos, Brincos, Canarios, Pop Tops, Lone Star, Salvajes... unas bandas extraordinarias. Además, tenían una virtud: eran todos muy buenos músicos y muy buenos cantantes, que es algo que parece que empezó a pasar por alto en los años ochenta ("aquí vale todo y ya está", ¿no?).
Siempre ponerte en el lugar de aquella gente no es fácil, porque no les han tratado como debían. La historia de muchos de ellos, cómo han acabado -el cantante de los Bravos, por ejemplo-, en qué situaciones están... es un poco triste. Y, sobre todo, no se oyen; no es algo que se ponga ni se difunda, y eso es malísimo.
Luego hubo un momento en que a esta gente les pasaron por encima los cantantes solistas. De hecho, grandes cantantes de bandas, como Camilo Sesto (de Botines) o Lorenzo Santamaría (que estaba en Z66), se hicieron solistas. Hubo una época en que los cantantes románticos solistas se adueñaron de todo, y entonces nosotros tuvimos que volver a empezar otra vez. Era como empezar de nuevo: había algo de rock sinfónico y tal, y nosotros decidimos que había que hacerlo, que había que coger lo mejor de de nuestra esencia y hacerlo bien.
Yo fui el primero que grabó un disco con todos los temas distintos completamente en castellano, que se publicó en febrero de 1978. Luego, ese mismo año, salieron dos o tres discos más de otra gente, pero el primero que salía con canciones en castellano, con un lenguaje determinado y con un tipo de denuncia, fui yo. A partir de ahí pasó todo lo demás. Así que, muy bien: ahora está todo bien instalado, y se habla mucho de que si el rock se muere, que si tal... pero esto siempre son ciclos, y hay que vivirlos y ya está.
Tus canciones han marcado a varias generaciones. ¿Hay algún tema que te guste especialmente interpretar en directo y por qué?
Yo disfruto mucho eligiendo el repertorio. Después de tener 300 canciones grabadas y compuestas, hay que elegir. Intento que los chicos de la banda siempre tengan 45 o 50 canciones en la cabeza, cosa que no es fácil, pero hay que tenerlas. Para eso ensayamos mucho, eligiendo cuidadosamente las canciones que vas a tocar... Estamos dando conciertos que duran dos horas y cuarenta y cinco minutos... hemos llegado a las tres horas en alguno.
Hay mucho donde elegir, y hay momentos en que disfruto mucho cantando una canción u otra. Pero hay un tema que se llama "Miedo a soñar", que no es de los primeros discos, sino del disco homónimo del año 96, que a mí me produce muchas emociones. Tiene mucho latigazo, muchas frases que explican cosas que, desgraciadamente, algunas están siempre ahí. Pero hay muchas imágenes, y eso me gusta mucho de las canciones.
¿Qué pueden esperar los asistentes del concierto en Alicante este octubre?
Pues que esperen una banda de siete personas sobre el escenario, que no escatima en lo más mínimo en dejarse la piel y en hacer lo que nos gusta con el corazón, de verdad. Aquí no hay impostura, no hay falsa autenticidad, que está muy de moda eso, aquí somos como somos.
Los compañeros de la banda han entendido que hay dos maneras de hacer una canción: tocarla o interpretarla. Y yo intento que la interpretemos. Esa es una formación que tengo por el teatro, durante muchos años de mi vida, y creo que cuando consigues que la gente que está contigo entienda lo que significan las canciones -en qué momento están, el contexto, el entorno-, consigues que te sigan.
Los chicos no me pierden de vista en todo el concierto y saben exactamente lo que tenemos que hacer. Van a ver un concierto de rock de verdad.
AQUÍ NO HAY IMPOSTURA NI FALSA AUTENTICIDAD: SOMOS COMO SOMOS, Y TOCAMOS CON EL CORAZÓN DE VERDAD
¿Tienes alguna anécdota o recuerdo especial de tus conciertos en España que quieras compartir con tus seguidores?
Bueno, una anécdota sola... Más bien sería una lista de anécdotas. ¡Ay, madre!, no sé si sería capaz de elegir una, porque los primeros años fueron muy particulares.
Una de ellas ocurrió cuando llegábamos a tocar a Fontiveros. Recuerdo que ya estábamos en los ochenta y arrancábamos con "Litros de alcohol"... Un, dos, tres, cuatro...! Comenzamos a tocar y se quemó el transformador de toda la provincia. Se quedó todo a oscuras, una cosa increíble. No sabíamos qué hacer. Me senté en el borde del escenario y fui contando cosas y tratando de cantar. Esa es la parte divertida.
Luego, a veces vas a un concierto y dices: "Joder, aquí hemos pinchado, hay 300 personas nada más". Pero bueno, da igual, hay que salir a muerte, como si fuera nuestro último concierto, y se convierten en conciertos maravillosos. Los conciertos tienen que ver con las emociones más que con las cantidades.
A mí ha llegado a aburrirme lo de los conciertos en estadios. He tocado alguna vez en sitios muy grandes, con mucha gente, pero ahora, como persona que va a un concierto, no quiero mirar las pantallas: quiero ver a los músicos, quiero ver al solista, quiero estar más cerca.
Todos los conciertos están plagados de anécdotas, de cosas que ocurren. Cuando estás tan cerca y puedes mirar a la gente, ves todo lo que pasa a tu alrededor. Y luego quedan todas esas que tienen que ver con los propios viajes o con una historia como esa.
Una vez, recogiendo en un pueblo de La Rioja, el técnico dice: "Oye, la caja del bombo pesa muchísimo, ¿qué habéis metido aquí?". La abrimos y había una chica que se había metido dentro, una cría. "Pero ¿tú qué haces aquí?", le digo. Y me responde: "Ramoncín, llévame contigo, que en mi casa me aburro mucho". Eso fue tremendo. La sacamos de ahí y llamamos a los padres. En fin, las anécdotas son maravillosas.
LOS CONCIERTOS TIENEN QUE VER CON LAS EMOCIONES MÁS QUE CON LAS CANTIDADES
¿Qué mensaje darías a tus fans de Alicante y de toda España de cara al concierto?
Creo que el mejor mensaje que puedes dar es que te subes al escenario y compruebas que las canciones sobreviven a muchas cosas. Otras no, hay algunas que no. Pero yo, por alguna razón, a veces siento como si hubiera venido del futuro.
Hay una canción de Ángel de cuero que dice: "Quema tu número, arráncate la conexión", y parece que está escrita antes de ayer. Por eso, lo que le digo a todo el mundo es que vayan a los conciertos, que disfruten de ellos y que, a ser posible, se olviden de las pantallas.
Comprendo que apetece, en un momento dado, hacerse la foto y que te vean y tal, pero, sobre todo, que no le den la espalda al escenario nunca. Que no hagan eso tan feo de darse la vuelta, darle la espalda a los músicos para hacerse un selfie. No hay nada más feo que eso.
Mi consejo es que vayan, que disfruten, que miren y que lo pasen bien.
Yo, en Alicante, tengo muchos recuerdos. Viví en una casa compartida con una novia que tuve en Benalúa, y pasamos allí mucho tiempo y grandes momentos inolvidables. Así que espero que este sea otro más.
Un besito muy grande.
MI CONSEJO ES QUE VAYAN, QUE DISFRUTEN, QUE MIREN Y QUE NO LE DEN NUNCA LA ESPALDA AL ESCENARIO
Entrevista telefónica relizada por Ana Laballo.