Entrevistas  

Tricicle

"Somos una putada para las compañías que se quieren dedicar al Mimo"

  Tuvimos la oportunidad de hablar con Tricicle, más concretamente con uno de sus componentes, Carles Sans, concediéndonos esta entrevista en febrero de 2008. Tricicle llegaba al Teatro Principal con su último espectáculo, Garrick. Ahora, todos los que no tuvimos la oportunidad de disfrutar del trío catalán, los volveremos a ver del 23 de marzo al domingo 3 de abril, de nuevo en el Principal. Mientras tanto, disfrutad de esta entrevista.

  Tricicle estará en el Teatro Principal de Alicante del 5 al 16 de marzo. Su nuevo espectáculo, Garrick, se basa en la figura del cómico inglés del siglo XVIII David Garrick, cuyos espectáculos eran recetados por los médicos a los pacientes que sufrían depresiones. "La obra es un homenaje a la risa y sus beneficios, y también a los actores de comedia", nos cuenta Carles Sans, uno de los integrantes de Tricicle, junto a Paco Mir y Joan Gràcia. Tricicle lleva en los escenarios desde 1979 sin decir ni mu, representando su humor a través del lenguaje universal del gesto, apoyados en ocasiones por voces en off, sonidos, música... 29 años de mímica que les han permitido llegar a "una madurez interpretativa y un dominio del género" que a estas alturas casi parece exclusivo de este grupo catalán. Con Carles Sans hemos podido hablar de la forma de entender el teatro por parte del grupo, de algún hecho "histórico y surrealista" que les ocurrió hace años en nuestra ciudad, y por supuesto, de Garrick, su nueva función.

(Texto: Sergio Fernández)

Del 5 al 16 de marzo estaréis en Alicante con Garrick. ¿Qué tal está yendo la gira?

Muy bien, estamos muy contentos, muy satisfechos. Desde finales de noviembre estamos en el Teatro La Gran Vía de Madrid y se está poniendo a tope todos los días.

 Cuéntanos, Carles, ¿de qué trata este último espectáculo?

David Garrick fue un cómico muy famoso en el siglo XVIII. Tanto que en una época como la revolución industrial, cuando empezaba el consumismo, los médicos recetaban sus espectáculos a los "enfermos del alma". Antes llamaban así a las personas que sufrían depresión. Montamos el espectáculo con la excusa del beneficio de la risa para el ser humano, y también como homenaje a todos esos actores de comedia.

 Por cierto, ¿de dónde sale ese empeño por que los espectáculos aca­ben en "-IC"?

Empezó sin ningún sentido metafísico. Hicimos Manicomic, salió muy bien, tuvo mucho éxito y luego seguimos así con las demás: Exit, Slastic, Terrific, y ahora Garrick. La excepción fue Entretres.

  "Los niños ríen unas 300 veces al día y los adultos sólo 15". Es un dato de vuestro dossier de prensa de la obra. Un tanto desolador, ¿no?

Bueno, son estadísticas extremas de todas formas. El niño ríe más, pero que el adulto ría quince veces en un día, no me refiero a sonreír, sino a reírte a gusto, con una carcajada, ya es mucho. Pero sí es cierto que poco a poco vamos perdiendo esa facultad de reírnos de las cosas.

 Pero para eso estáis vosotros, que lográis un gag cada diez segundos... Me cuesta imaginar cómo buscáis el concepto y escribís el guión.

A base de obsesionarnos con hacer reír al espectador. Todo lo que no se habla en el escenario es todo lo que se habla ensayando o buscando temas en torno a una mesa. Lo más difícil es encontrar el tema central de la obra: situarla en un aeropuerto con ejecutivos, como en Exit, en una casa del terror, como en Terrific... Luego, hablando, salen los gags.

 

"Todo lo que no se habla en el escenario es todo lo que se habla ensayando"

 

¿Y cómo sabéis si algo puede hacer gracia? ¿Lo consultáis con los amigos?

Uhhmm... En realidad, los amigos no son los mejores críticos. Porque están muy pendientes, sufren mucho. Lo probamos en institutos, que es un público muy natural. Al ser un teatro gestual habéis podido viajar por todo el mundo y comprobar que la gente, por lo menos para la risa, no es tan distinta independientemente de donde haya nacido... Todos los seres humanos tenemos debilidades parecidas, y una educación casi parecida, por lo menos en lo más esencial. Y nosotros "hablamos" de lo esencial, de cosas que le pueden pasar a todo el mundo, sea de donde sea.

  Pero aunque sea universal... ¿adecuáis las obras al país donde vais? ¿Os documentáis y actuáis en consecuencia? ¿Cómo lo hacéis? Porque imagino que no es lo mismo actuar en China que en Chicago, ¿no?

No te creas, hay muy poca diferencia. Hay veces que llegamos a un sitio y no se entiende, pero eso ocurre muy pocas veces. Normalmente, las personas que nos contratan en países de culturas distintas a la nuestra, nos suelen asesorar en ese sentido y puede haber algún cambio, pero ya te digo que no suele pasar.

 ¿Cómo definirías esa evolución de Tricicle a lo largo de sus casi treinta años de historia?

La evolución radica en cómo ha crecido nuestra madurez interpretativa y en el dominio de un género que ya casi parece propio o exclusivo de Tricicle. Grupos como Yllana nos han reconocido que han bebido de Tricicle, la verdad es que somos una putada para las compañías que se quieren dedicar al mimo. Pero vaya, eso no tiene que impedir que no se haga este tipo de humor, porque cuando ya no esté Tricicle seguirá apeteciendo ver este tipo de espectáculos.

Desde 1979 que se funda la compañía en Barcelona lleváis haciendo ese humor. ¿Nunca caduca? ¿Por qué no pasa de moda?

Porque es un humor que no se basa en la actualidad, sino en hechos generales del ser humano. Lo que nosotros retratamos son cosas que ocurren siempre. El otro día nos sugerían que habláramos de lo que ha pasado con la exclusión de Gallardón de las listas del PP para las elecciones. Nosotros no hacemos eso, porque dentro de nada ya no hará gracia. Un señor que se tropieza y ese tipo de ridiculeces son las que siempre harán reír.

 En 1990 os contrataron para celebrar el quinto centenario de la concesión del título de ciudad a Alicante. Parece ser que fue una noche muy movidita, ¿la recuerdas?

¡Eso fue algo histórico! En la plaza de toros, que estaba a rebosar, estábamos Monserrat Caballé, que acababa de tener un accidente, Rocío Jurado, recién operada, y en Tricicle Paco andaba un poco cojo. El espectáculo terminó con todos los artistas cantando el himno de Alicante. Bueno, nosotros hacíamos como que lo cantábamos, porque no nos lo sabíamos, pero cuando llegaba el turno de decir "¡Alacant, Alacant!", entonces sí le dábamos. Aquello fue totalmente surrealista.

 

"Un señor que se tropieza y ese tipo de ridiculeces son las que siempre harán reír"

 

  Hace poco fue la letra de otro himno la que estuvo de actualidad. ¿No crees que cualquier himno que salga nos va a resultar a todos casposo?

Bueno, es que a mí me parece una ridiculez exaltar la patria a través de una poesía. Y encima tan ñoña, con "verdes valles, inmensos mares" y cosas así. Tener que retirarlo ha sido más ridículo todavía. A veces es un país de risa, éste. A mí desde luego todo esto no me hace falta.

  Un país que da risa... ¿Cómo ves el humor en España? ¿Qué opinas, por ejemplo, de los monólogos, un género que se ha impuesto?

Pues este género que viene de Estados Unidos, del One Man Show, es diferente al que teníamos aquí, al de Gila, o a otros. Ahora impera otro estilo, no tiene nada que ver con lo nuestro. La verdad es que echo de menos nuevas propuestas.

Habéis dicho que dejaríais de hacer teatro en el momento que necesitarais la palabra. Pero durante los ochenta, cuando trabajabais para escuelas y hacíais obras como Coloraines, hablabais. ¿Nunca volveréis a hacerlo?

No, nunca. Llevamos casi treinta años haciendo este tipo de teatro y no se nos pasa por la cabeza romper algo así. Sería ridículo.

Lleváis casi 30 años juntos... ¿Cómo os soportáis?

Siempre decimos que somos un matrimonio a tres, que es mucho mejor que llevarlo a dos. Cuando hay discrepancias, uno es el equilibrio y todo es más democrático. Además, cada uno de nosotros realiza actividades al margen, porque si no, sí sería insoportable, la carga de Tricicle es muy fuerte.

¿De nuevo algún proyecto para televisión?

Hay algo, pero todavía es muy pronto para adelantar nada.